No os imaginéis un cupcake bañado en caramelo crujiente que al moderlo haga crunchi crunchi, jeje.
Estos
cupcakes surgieron de una feria medieval (sí, habéis leido bien!). Este
verano fuimos a la feria medieval de Simancas. Lo que no nos imaginábamos es que la mayoría de los puestos eran de comestibles.
Pobres de nosotros que no podemos resistirnos a un buen queso, un
chorizo de caballo, encurtidos variados y... almendras garrapiñadas!
Y como al comprar dos bolsitas salían mejor de precio que una sola para casa que se vinieron.
Como no quería comerme las dos bolsas enteras mi cabeza empezó a dar vueltas, y vueltas y vueltas...
Y cuando se me pasó el mareo decidí crear una receta inspirada en las almendras garrapiñadas.
La
base es un bizcocho de almendra que hice con la receta básica (o la
receta de los 100 como yo la llamo) sustituyendo los 100 gramos de
harina de trigo por 50 de harina de trigo y 50 de harina de almendra (o
almendra molida). Además le eché unas gotitas de aroma de almendra.
Olían ÑAM!
Pero claro, le faltaba el toque de caramelo, así que ni corta ni
perezosa cogí el descorazonador y allá que fui, caramelo en mano. Un
buen chorrito dentro de cada uno, que acabó empapando el fondo de
toooooodo el cupcake.
Y para la crema preparé buttercream y volví a coger el caramelo (qué
peligro). Pensé: "Dios mío Gemma, estás mezclando azúcar con caramelo!!!
Esto es el colmo del dulce!". La verdad es que como el caramelo tiene
ese sabor tostado/amargo no quedó tan dulce y le iba fenomenal.
Y para decorar, las almendras garrapiñadas. Total que usé unas pocas y las demás, finalmente, me las comí... No tengo remedio!!!
Por cierto el aroma de almendra me encanta!!! No lo había probado y
queda un bizcocho delicioso. Seguro que en unas galletas también.
