Como cada verano llegó el cumple de unos amigos y les pedí hacerles
la tarta. Si es que no lo puedo evitar, es oir la palabra cumpleaños y
mi cabeza empieza a dar vueltas, a imaginar cómo sería la tarta perfecta
para el/los cumpleañero/s.
Es muy importante conocer un poquito al destinatario de la tarta. Para
esta en concreto sabía que mi amiga no es muy golosa (aunque con mis
delicias va entrando por el aro) y que le encantan los postres con
limón. Enseguida pensé en lemon curd y para acompañarlo un frosting
delicioso de mascarpone. Es una combinación que me encanta sobre todo si bañamos el bizcocho con limoncello y aderezamos el frosting con un poquito más, ji ji ji.
Por otra parte sabía que no iba a cubrirla con fondant. No es del
gusto de todos, al final lo acabamos apartando y me parece precioso
trabajar la crema por fuera y dejar la tarta tal cual.
No hice una
decoración excesiva, aún estoy familiarizándome con la manga. Y aún me
queda mucho para lograr esos bordes perfectos, pero quedé contenta.
El remate ideal, las iniciales de los cumpleañeros en lemon curd. Espero que os guste. Doy fe que estaba buena ;-)
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